Después de más de 24 horas de viaje entre aviones, coche y esperas. De pasar el primer control del pasaporte al facturar, el control normal que pasa todo el mundo; un segundo control del pasaporte por parte de la guardia civil, donde una china se coló con tanta eficacia que no sabia ni lo que había pasado, pero si se dio cuenta la guardia civil, y le hizo ponerse a la cola (mini punto para la guardia); y otro control (este ya si que no lo esperaba) antes de poder llegar a la puerta de embarque, en el que me cachearon, me hicieron sacar todos los aparatos eléctricos de sus fundas, todos los cargadores e incluso miraron en las paginas de los libros y me sacaron todas las cosas de la mochila, que estaban colocadas estratégicamente y que no consegui volver a meter en condiciones, pude sentarme a esperar a el primer avión. Y tras 7 horas de avión, 2 películas, una comida que dejaba bastante que desear, alguna siestecilla, una merienda bastante buena (o que yo tenía mucha hambre), y hablar con mi compañera de asiento, que iba a México y llevaba a su chihuahua, por fin llegamos a Atlanta.
Allí había que pasar el control de la policía, y a mi me toco uno que era la versión mala leche de Carl Winslow (Cosas de Casa), que después de mirar por todos sitios mi pasaporte y mi visado, incluso preguntarle a su superior si mi visado era autentico (por lo visto tengo cara de tener documentos falsos) gritarme un poquito porque no entendía sus preguntas y no contestaba lo que él quería oír, llegando a pasar un poquito de miedo, me dejo pasar y pude ir a por mi equipaje, para pasar el control de aduanas, volver a dejar el equipaje después, coger un tren para cambiarme de terminal, volver a pasar otro control rutinario y buscar la puerta del otro avión.
Cuando ya estaba acomodada, y había puesto el móvil y el kindle a cargar, dispuesta a pasar leyendo las más de 2 horas hasta que saliera el otro avión, veo que han cambiado la puerta de salida. Así que recojo otra vez todas mis cosas, busco la otra puerta, la 17, vuelvo a sacar mis trastos, y a los 10 minutos vuelven a cambiar a la puerta 20, donde había estado antes. Así que otra vez a recoger y a volver a la puerta 20. Cierto, podían haber cambiado de la 20 a la 1, y hubiera sido peor.
Y otras 5 horas de avión, pero esta vez en uno normalito tipo low cost, porque claro, ahora es un vuelo interno, en el que intente dormirme, pero lo único que hice fue molestar al asiático que llevaba al lado con tanto cambio de postura para intentar acomodarme; creo que el chaval se arrepintió de cambiarle el sitio al que estaba en principio a mi lado.
Pero por fin llegamos a LAX, y después de recorrer medio aeropuerto en busca de la cinta que traería mi maleta, cogerla, encontrar a Fulvio, y darnos un paseo por los alrededores de L.A. porque no encontrabamos el camino, y otra hora y media de coche, por fin, llegamos a Santa Barbara.
Al menos esta vez no he tenido jet lag!